Muchas veces nos pasa que tenemos ganas de conocer algún lugar nuevo, sentirnos turistas, aunque sea por un rato, y caminar por calles desconocidas con la mirada ansiosa de lo nuevo. Supongo que es algo que muchos viajeros empedernidos sentimos y a veces es posible satisfacer este deseo sin la necesidad de ir muy lejos o gastar mucho. Quienes vivimos en Buenos Aires, tenemos la suerte de contar con numerosos pueblitos en los alrededores que parecen detenidos en el tiempo. Uno de ellos es Carlos Keen, a solo 80 km del centro de la Capital Federal.

Se llega por la RN7 y es casi todo autopista, con tres peajes en el medio.

Dónde Comer

Es un lugar ideal para ir a almorzar y quedarse unas horas por ahí conociendo un poco. Hay muchas opciones de restaurantes, en su mayoría parrillas con modalidad tenedor libre. Los menúes que suelen ofrecer incluyen entrada (fiambres y quesos), una empanada de carne frita, un plato de pastas caseras, achuras, carne asada que trae asado, vacío, cerdo y finalmente postre o café. Sí, todo eso! La bebida se paga aparte casi siempre. El costo es bastante menor que lo que sale una parrilla en Capital Federal, y más aún si se considera que es libre.

Hay un par de restaurantes que son estancias y están sobre la ruta, que cuentan con juegos para chicos y te podes quedar a pasar el día. A la tarde te convidan con mate y torta frita, éstas últimas son muy populares en el pueblo, te las venden en todos lados.


Nosotros almorzamos en un lugar llamado La Sastrería, queda en el centro y es una casona antigua estilo rural. La atención es muy cálida, buena la calidad y nos encantó la decoración.

Si preferís comer algo menos tradicional, y de paso conocer una fundación que realiza un trabajo fenomenal, nos recomendaron el restaurante Los Girasoles que forma parte de la Fundación Camino Abierto. Es como una casa que abre sus puertas y sirve un menú de varios platos a elección, también en modalidad libre del plato que elijas y todo está hecho con productos de la granja propia. Allí trabajan un montón de chicos que viven ahí porque sus padres no pueden tenerlos con ellos por algún motivo.

Cuándo ir

Los restaurantes abren los fines de semana y feriados, todo el año. Lo ideal es ir un día de sol para aprovechar el día, sobre todo si es en invierno. Nosotros fuimos un hermoso domingo de Agosto y lo pasamos increíble.

La Estación

La antigua Estación de Trenes es el área principal de Keen. Se encuentra ubicada sobre un predio muy grande con mucho césped y árboles, con lo cual se puede llevar una mantita para echarse un rato a tomar unos mates, hacerse una siestita u observar el entorno.

  

Además, los fines de semana se monta una feria con productos de lo más diversos: obviamente regionales como dulces, chocolates, fiambres, quesos, como así también artesanías en juguetes, almohadones, artículos de bazar, discos de arado, plantas, ollas y muchísimas cosas más muy lindas y a buenos precios.

Se puede caminar por las vías, ya que el tren hace muchísimo que ya no pasa. En el camino se observan casas muy antiguas, caballos, molinos, árboles y muchísima vegetación. Es un paseo muy tranquilo y pintoresco.

   

El centro no tiene mucho más que los alrededores de este predio de la Estación, pero darle la vuelta a estas callecitas de tierra vale la pena para encontrar la Iglesia, las edificaciones, e incluso colarse en alguna casa abandonada a sacar fotos (gustos son gustos!).

Villa Ruiz

Es el pueblo que le sigue a Carlos Keen por la ruta 7, a muy poquitos kilómetros (unos 5). Es un pueblo más pequeño aún pero también cuenta con esa atmósfera tan especial que hace sentir que uno está realizando un viaje en el tiempo. Si vas en auto, está bueno darse una vuelta como para conocer algo más. También cuenta con restaurantes, pulperías y almacenes de al menos un siglo atrás.

 

Tiene una estación de servicio muy antigua que parece de película.

En el camino se pasa por esta estancia maravillosa, donde tuve que parar a sacar una foto porque se llama como mi pueblo de origen. ¿No es una belleza?

Más opciones

Hay una Huerta de Hongos, en la que se puede realizar una visita guiada y comprar productos locales. En esta ocasión preferimos aprovechar el solcito de invierno y caminar un poco, pero nos dijeron que la visita es muy interesante. La próxima no nos la perdemos!

Para aquellos valientes y amantes de la adrenalina, se puede hacer parapente a motor. No lo hicimos pero vimos mucha gente volando toda la tarde.

Nuestro estilo es mas bien tranquilo, así que buscamos un campo por un camino de tierra escondido por ahí para observar este atardecer glorioso.

¿Nada mal, no?

Cómo verán, se puede hacer un lindo pase sin irse muy lejos ni gastar tanto. Espero que les haya gustado y puedan ir y disfrutarlo como nosotros 🙂