Esta «isla» es, a nuestro humilde parecer, y considerando que en este viaje no visitamos la isla de San Andrés, lo más «caribeño» de nuestro paseo por Colombia. Decimos isla entre comillas porque desde el año 2014 se inauguró un puente que permite acceder por tierra, la opción más económica.
Con lo de caribeño nos referimos a playas de arena blanca y mar turquesa y tibio, ya que si bien Colombia tiene costa del Caribe, nos encontramos con que en las playas de Cartagena, Santa Marta y Parque Tayrona el agua es bastante fría y la arena no tan blanca como la típica postal del caribe.
Cómo llegar
Desde Cartagena hay varias opciones para viajar hasta Barú (o Playa Blanca).
Lancha: salen desde el puerto y cobran unos 60.000 pesos colombianos y a eso hay que sumarle un impuesto portuario de unos 15.000 por persona
Taxi: acá el precio depende mucho de la capacidad de negociación de cada uno ya que en Colombia el regateo sale muchísimo, pero calculamos un promedio de 50.000 (en total, no por persona)
Van: sinceramente no nos ofrecieron ni preguntamos precios de ninguna así que solo podemos decir que sabemos que existe esta opción porque una chica nos contó que la tomó y pagó unos 20.000, pero lamentablemente no tenemos más que esa data
Buseta: esta es sin duda la opción más económica por lejos, y también muy «salvaje» ya que el viaje es toda una aventura. Fue nuestra opción elegida obviamente por costo. El viaje sale 2100 COP por persona hasta Pasacaballos y lo tomamos cerca del Falabella Mall (no fue muy fácil encontrar la parada ni gente que nos pudiera indicar donde era).
El viaje lleva una hora aproximadamente dependiendo mucho del tránsito, que suele ser caótico, y en su recorrido pasa por unos lugares bastante feos.
Se supone que íbamos hasta Pasacaballos pero como los conductores se ve que tienen algún negocio con los taxis van dejando turistas en la ruta cuando ven a sus taxistas amigos estacionados esperando a los clientes. Así fue que nos dijeron algo así como «turistas para Barú, bajar acá, hay 4 lugares» y bueno, no tuvimos mucha opción. No consideramos que sea peligroso ni nada de eso pero te acorta el margen de negociación ya que estás en el medio de la ruta y no tenes más taxis para elegir. Cuestión que nos querían cobrar 10.000 por persona y entre alianzas de negociación con dos chicas que bajaron con nosotros logramos un precio de 30.000 en total para los 4.
Subimos a un auto que se caía a pedazos y en unos 15′ estábamos en la entrada de Baru, un lugar muy decepcionante debo decir, lleno de una especie de puestos de feria con mucha basura y suciedad, baños químicos públicos que mejor ni tener que utilizar, una especie de laguna contaminada que habrá corrido mejor suerte en el pasado, pero hoy lamentablemente es un juntadero de contaminación.
Alojamiento
Para aquellos que decidimos pasar un par de noches en Barú, el tema de elegir donde alojarse no es menor. No hay punto intermedio, está el Decameron all inclusive con su playa privada (que la verdad no parece tan linda como la pública), todas las comodidades de un paraíso vacacional caribeño como este y por supuesto sale fortunas.
Y por otro lado tenés unas chozas con techo de paja y con suerte una cama con sábanas, olvidate de baño privado (o decente) o alguna comodidad básica sanitaria, acá no hay ni un lugar con agua potable ni cloacas. Además, el tema de lo desprolijos que son la basura generó que el lugar se llene de ratas, o algo parecido… son como unos ratoncitos chiquitos, no muy feos pero no dejan de ser roedores y no queda más remedio que convivir con ellos. También hay una zona para acampar, por supuesto que totalmente agreste, sin ningún tipo de infraestructura, solo esta playa paradisíaca.
Nosotros habíamos escuchado sobre los roedores y las pocas comodidades y lo dudamos mucho pero aún así decidimos arriesgarnos y pasar dos noches en la playa para cerrar nuestras vacaciones colombianas acá. Buscamos muchísimo por booking y las opciones la verdad que no son muy diferentes entre distintas cabañas, solo tuvimos la precaución de elegir algún lugar más hacia el norte, hacia donde está el Decameron, ya que esta zona es menos concurrida, y fue una buena elección.
Nos alojamos en «Rincón del Mar» y esta era nuestra «habitación» (después nos pusieron sábanas, no se asusten)
Si bien hay baños compartidos, no hay agua corriente así que el sistema es un baldecito de agua. Lo mismo para bañarse, te dan un balde de agua dulce y hay que arreglarse con eso y un vasito, como en el campo, ponele.
Actividades
La playa es hermosísima, lo mejor de estar alojados acá es despertarse con este paisaje y bañarse en este mar. Durante el día, a partir de las 11 aproximadamente comienzan a llegar las lanchas con turistas que van a pasar el día, y las playas se abarrotan de gente. Lo bueno de estar alojados en una de estas cabañas es que te corresponde una sombrilla con reposeras y te podes quedar tranquilo ahí el tiempo que quieras, aunque tranquilo es una forma de decir, ya que los vendedores no paran de ofrecerte desde comida, masajes, aceite, trenzas y lo que se te ocurra. Muchos ofrecen una «muestra gratis» que si no te interesa mejor decirles que no de una porque después por supuesto que nada termina siendo gratis.
Alrededor de las 3 de la tarde la gente se comienza a ir y la playa se va tornando mucho más tranquila y disfrutable. Ya para el atardecer quedan muy pocas personas y se puede disfrutar en silencio y paz.
Las noches son una belleza, solo quedan algunos «restaurantes» abiertos para quienes se alojan allí y se puede disfrutar de las estrellas y la playa vacía en la oscuridad de la noche.
Hay varias actividades para hacer desde aquí, nuestros elegidos fueron:
Fitoplancton: al caer la noche te llevan en lancha a una parte donde el mar de une con una laguna, no hay olas, te tiras a nadar y se puede ver con el movimiento del agua el brillo del plancton que habita allí. Son nada mas que unos 10 minutos de lancha hasta llegar, a nosotros nos costó 20.000 por persona y la verdad es una linda experiencia. Hay que ir sabiendo que no es como en Avatar, es un brillo sutil que hay que buscarlo e identificarlo pero una vez que lo encontras es alucinante. No llega a salir en las fotos así que no tenemos más registro que nuestros recuerdos, no aconsejamos llevar cámaras, ni gopro ni nada por el estilo porque está realmente muy oscuro y no sale nada.
Snorkeling: en la parte de las cabañas y restaurantes hay muchísimo movimiento de lanchas y de gente y se ven muy pocos peces y chiquitos, pero si te alejas hacia la parte para carpas, que es mucho más tranquila, se pueden ver más variedad de especies y peces bastante más grandes.
También ofrecen tours para ir en lancha hacia lugares más tranquilos y de agua más profunda, no muy lejos de ahí. Nosotros optamos por uno de los tours que nos ofrecieron en la playa y pagamos 30.000 cada uno. Estuvo muy bueno, nos dieron máscaras y nos llevaron a un lugar no muy alejado del Decameron donde pudimos ver un montón de peces de distintos tamaños y colores y el agua era super transparente hasta el fondo. Este tour no fue muy largo, habrá sido una hora y media entre que fuimos y volvimos, pero lo disfrutamos un montón, muy recomendable!
Hay que tener en cuenta de que todo en la isla es precario, cuando hicimos el tour del plancton éramos muchos y no alcanzaban los chalecos, la lancha no tenía ningún tipo de luz ni elementos de seguridad, ni de comunicaciones, ni nada parecido. En Colombia, o al menos en esta zona, es todo así, muy improvisado y «rústico», por decirlo de alguna manera. Lo mejor es relajarse y entregarse a la aventura una vez que ya estás ahí para poder disfrutarlo al máximo.
Para quienes cuenten con más tiempo y/o presupuesto se ofrecen paseos a las islas del Rosario, visitas al Acuario, alquiler de motos de agua, etc.
Para concluir, creemos que es uno de los imperdibles si se visita Cartagena y se puede ir a pasar el día solamente, o hacer la experiencia completa y quedarse una o dos noches como hicimos nosotros. Con el tema de los roedores, la verdad es que no dormimos muy tranquilos, pero afortunadamente no tuvimos encuentros cercanos, solo divisamos alguno en el techo de paja al despertarnos.
La isla tiene muchísimas carencias, como les contábamos antes, y es una pena que un lugar tan hermoso, tan accesible y tan cercano a una ciudad como Cartagena no cuente con electricidad (solo prenden los generadores de noche), agua corriente y cloacas, y no es por un tema de ecología porque con ver la acumulación terrible de basura y el tránsito de lanchas y motos que tienen y lo poco que ellos mismos cuidan su lugar te hace notar que no pasa por ahí el problema.
Algunas consideraciones:
- Si llevan comida, pedir tupper para guardar todo, ya que los animalitos estos se meten y se lastran lo que encuentran.
- La mayoría de los lugares tienen luz eléctrica solo de noche, que es realmente cuando se necesita, pero no todos cuentan con ventilador y las noches también suelen ser muy calurosas.
- Tener cuidado con lo que se come, ya que al no contar con electricidad la cadena de frío se vuelve muy dudosa, así que mejor evitar las carnes. Lo mejor es comer pescado que seguro es bien fresco. El más delicioso lo comimos en el bar «Vista al Mar», donde el cheff Manuel fue super amigable y nos invitó a la cocina a mostrarnos como lo preparaba.
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