Decidimos visitar Santa Marta como parada obligatoria hacia Parque Tayrona, ya que desde allí tardas aproximadamente 1 hora/45 minutos hasta la entrada del parque.

Nos quedamos dos noches a la ida y una más a la vuelta de Tayrona. Viajamos desde Cartagena en una Van de la empresa Marsol que te pasan a buscar por tu hotel y te dejan en el hotel de destino, algo que nos pareció muy cómodo y práctico sobre todo porque las terminales de ónmnibus de ambas ciudades están bastante alejadas. Es un poco más caro que el bus, la Van nos costó 50.000 pesos colombianos por tramo y el bus sale entre 30.000 y 40.000 aproximadamente, pero a eso hay que sumarle costo de transporte desde y hacia las terminales. Nos resultó muy recomendable este servicio, tarda unas 4 horas más o menos y algo importante a tener en cuenta, es que pasa por el Aeropuerto de Cartagena y hay varios horarios por día, o sea que se puede combinar con el vuelo regreso y de esta manera ahorrar tiempo y dinero.

Santa Marta es una ciudad de contrastes, a primera vista se la ve bastante descuidada, en cuanto a limpieza y orden, pero tiene varios lugares muy pintorescos que valen la pena. A nosotros, si bien no nos enamoró perdidamente, nos gustó la experiencia de conocerla. Nos alojamos en un hotel bien en el centro, sobre una de las peatonales. Esta zona de noche se llena de gente y hay un montón de bares y restaurantes para elegir.





Como siempre que llegamos a una nueva ciudad, buscamos Tours gratuitos para hacer, y si bien en Internet aparecía uno, fuimos al punto de encuentro y no encontramos a nadie. Si es que se hacían en algún momento, lamentablemente parece que cuando fuimos ya no existía esta opción.

Bahía de Santa Marta

Es la zona más turística de la ciudad. En sus cercanías de encuentran sitios de interés como el Parque Simón Bolívar o la Plaza de los Novios (área de bancos y oficinas).

Sobre la costanera hay una feria de artesanos que está todo el día y donde se consiguen recuerdos a buen precio. La bahía es muy linda para recorrerla tanto de día como de noche, y ver el atardecer desde allí es algo imperdible. Por la noche los lugareños se bañan en el mar, aunque en teoría la playa se «cierra» al bajar el sol y está prohibido, ellos se refrescan aunque no haga demasiado calor.

Taganga

Queda muy cerca de Santa Marta, a unos 5 km del centro. La opción más económica es tomar la «buseta», o sea el bus público. El viaje es toda una aventura, por así decirlo, ya que el camino es zigzagueante y los colectivos no parecen estar en muy buen estado… pero el precio lo vale, ya que solo sale algo así como 1700 pesos colombianos el boleto (que nunca terminamos de entender si se paga al subir, al bajar, o nunca).

Taganga es un pueblito pesquero, y como varios lugares de Colombia que conocimos, tiene un hermoso «lejos». De cerca decepciona un poco por la suciedad, pero consideramos que es un bonito paseo si se cuenta con tiempo libre. La parte del puerto no está buena para hacer playa, pero sí para almorzar pescado freso o tomar algo a buen precio. Para disfrutar de la playa hay que seguir hacia arriba siguiendo un sendero en el cerro.

     

Al llegar al puerto no van a parar de ofrecerte transporte en lancha a distintos lugares, como Tayrona o algo llamado «Playa Grande». Esta última no es más que la primer playa a la que se accede por el sendero anterior y se llena de gente, sobre todo los fines de semana. No es un camino difícil ni muy largo (unos 15 minutos de caminata más o menos), aunque es recomendable tener un calzado cómodo para treking.

Ahora, pasando por esta playa y siguiendo por el sendero en el cerro se llega a otra playa, mucho más pequeña y más tranquila. El agua acá no es muy cálida pero sí bastante transparente, así que con snorkel se pueden ver algunos pececitos. Se pueden alquilar máscaras ahí mismo y también kayaks.

Vimos en el mapa que siguiendo por el mismo sendero que llega a otra playa parecida, pero no fuimos porque a la tarde queríamos conocer las playas de Rodadero, aunque al llegar allá un poco nos arrepentimos, había todavía más gente y pensamos que quizás el atardecer hubiera sido más pintoresco desde Taganga. Incomprobable a no ser que regresemos…

La vista desde el sendero no está nada mal, no?

Luego de pasar un par de horas en la playa y nadando un poco regresamos al puerto donde almorzamos en uno de los restaurantes de allí y tomamos la buseta de regreso hacia el centro, para luego tomar otra hacia Rodadero, que queda exactamente para el lado contrario.

Rodadero

Rodadero es un barrio en las afueras de Santa Marta y sus playas son muy populares. Queda a unos 20 minutos de «buseta» y unos 6 km aproximadamente del centro. Fuimos un sábado por la tarde y explotaba de gente. El agua no nos sedujo para meternos, demasiada basura, pero nos alejamos un poco de la multitud y esperamos el atardecer, que si bien no fue algo extraordinario, lo pudimos disfrutar de todos modos.

      

Acá también cae el sol y la policía te echa de la playa. En la costanera está repleto de puestos de comida y la gente va con su familia, come algo por ahí, escucha música, pasea en un ambiente muy alegre y relajado, aunque con mucho bullicio de gente. Por esta zona hay muchos restaurantes y puestos de artesanías, como así también buena oferta hotelera para aquellos que elijen esta zona para alojarse.

Otros paseos

Como siempre, nos gusta perdernos por las calles de la ciudad que visitamos y dejarnos sorprender… así fue que encontramos algunas postales como estas…

Una última recomendación de yapa… para los amantes del rock como nosotros, que a esa altura del viaje nos queríamos arrancar los oídos de tanto escuchar bachata, ballenato y derivados…  tienen que ir a Crabs, es un bar de rock que pasa una música inmejorable y con una ambientación muy copada.

Nuestra aventura continúa en Parque Tayrona, pero eso ya va en otro post 🙂